Tengo una “ligera” fascinación por los productos de St. Ives porque me parecen que tienen una buena relación precio-valor y cuando vi llegar más productos de la gama a los estantes de supermercados y farmacias no me pude resistir a probar esta mascarilla a la que ya le había echado el ojo.
Esta mascarilla es parte de la línea Timeless Skin que se centra en mantener la piel joven y linda previniendo la aparición de líneas de expresión, tonificando y reafirmándola, y es esto último lo que precisamente hace esta mascarilla mientras que limpia a profundidad.
Su ingrediente principal es la arcilla de Caolín y tiene un sinfín de usos, entre ellos la porcelana, la pasta de dientes, etc., pero en este caso se encarga de limpiar, humectar y reafirmar la piel.
Es relativamente fácil de aplicar con los dedos o un pincel (prefiero usar los dedos), se adhiere bien a la piel y se le siente actuar en el instante. Hay un ligero cosquilleo, y frescura (como de pasta dental), seguidos por una sensación ligeramente tirante mientras se seca, puesto que hay que dejarlo de 10 a 15 minutos. A veces me gusta ponérmelo en la ducha mientras me baño. Al retirarlo la piel se siente increíblemente suave con poros menos visibles.
La he estado usando dos veces por semana y siento que mi piel acaba mas rápido con cualquier granito que pudiera salir ya que esta mascarilla hace que todas las impurezas salgan a la superficie para ser removidas al enjuagar.
Realmente me gusta y la recomendaría. Sin embargo, aconsejaría usar un exfoliante como parte de los tratamientos semanales y abstenerse en caso de que no les guste la idea de algo que tira y hace cosquillas.